
por Jorge Posdeley. El turismo dejó de ser estático: se mueve al ritmo de la tecnología, de los cambios culturales y de nuevas generaciones de viajeros que priorizan la autenticidad, la sostenibilidad y el valor de las emociones vividas.
Hoy más que nunca, el éxito de un destino o de un servicio turístico depende de su capacidad de conocer y comprender a los viajeros. Ya no alcanza con ofrecer atractivos naturales, infraestructura o paquetes armados: vivimos en un mundo donde los hábitos cambian a gran velocidad, donde las motivaciones del turista se transforman casi en tiempo real, y donde la oferta debe adaptarse con precisión quirúrgica a la demanda.
En este contexto, los destinos y prestadores que no logren identificar a qué mercado apuntan y cuáles son las experiencias que buscan sus clientes corren el riesgo de perder relevancia. El turismo dejó de ser estático: se mueve al ritmo de la tecnología, de los cambios culturales y de nuevas generaciones de viajeros que priorizan la autenticidad, la sostenibilidad y el valor de las emociones vividas.
Entender a los diferentes perfiles turísticos no es una tarea académica, es una estrategia competitiva. Reconocer quién es el viajero, cuáles son sus motivaciones, qué lo inspira y cómo se relaciona con el entorno es la base para diseñar productos innovadores, mensajes efectivos y experiencias que conquisten mercados. Si no comprendemos esta dinámica de cambio constante, jamás lograremos conectar ni fidelizar a nuestros públicos meta.
Los tipos de turistas y cómo entenderlos para crear experiencias memorables
El turismo no se trata solo de moverse de un lugar a otro: es, sobre todo, una experiencia humana. Cada viajero carga con motivaciones, expectativas y un estilo particular de relacionarse con los destinos. Comprender estos perfiles es clave para diseñar propuestas turísticas relevantes, auténticas y memorables.
Uno de los aportes más influyentes en esta línea lo hizo el sociólogo Erik Cohen, ganador del Premio Ulises de la OMT, quien propuso una tipología que clasifica a los turistas según el equilibrio que buscan entre familiaridad y novedad. Esta mirada, a diferencia de la de la OMT, pone el foco en la naturaleza de la experiencia turística y el grado de involucramiento del viajero con el entorno.
Los cuatro tipos de turistas según Erik Cohen
Turista organizado de masa
Características: prefiere seguridad, comodidad y la mínima improvisación. Se mueve dentro de la “burbuja turística”.
Motivación: descanso, entretenimiento sin riesgos, todo resuelto.
Rango etario predominante: 45 años en adelante, parejas, jubilados, familias que priorizan tranquilidad.
Turista individual de masa
Características: busca cierta independencia, pero dentro de lo ya estandarizado. Se anima a moverse por su cuenta, aunque en circuitos conocidos.
Motivación: combinar comodidad con pequeñas dosis de exploración.
Rango etario predominante: 30 a 55 años, viajeros en pareja, grupos de amigos.
Explorador
Características: le atrae lo auténtico, pero aún necesita una base de seguridad. Suele elegir destinos emergentes ya “descubiertos” por otros viajeros.
Motivación: experimentar lo distinto, descubrir más allá del circuito turístico, aunque sin perder referencias conocidas.
Rango etario predominante: 25 a 45 años, profesionales jóvenes, viajeros con inquietudes culturales y de naturaleza.
Vagabundo
Características: busca la novedad absoluta, se integra genuinamente en la cultura local, evita las rutas masivas.
Motivación: autenticidad, transformación personal, inmersión total.
Rango etario predominante: 20 a 40 años, mochileros, viajeros alternativos, perfiles creativos.
Los nuevos segmentos de turistas
En un contexto de cambios sociales, tecnológicos y culturales, el mapa turístico se amplió con perfiles que responden a nuevas necesidades y estilos de vida:
Nómada digital
Características: combina trabajo remoto con viajes prolongados. Necesita conectividad, espacios flexibles y destinos con calidad de vida.
Motivación: libertad, movilidad, experiencias locales mientras mantiene su actividad profesional.
Rango etario predominante: 25 a 40 años.
Turista de lujo consciente (con propósito)
Características: valora el confort y la exclusividad, pero con impacto positivo. Prefiere alojamientos sustentables, experiencias regenerativas y consumo responsable.
Motivación: disfrutar con propósito, combinar placer con valores éticos y sostenibilidad.
Rango etario predominante: 35 a 60 años, alto poder adquisitivo.
Turismo en familia
Características: viajan en grupo familiar, buscan seguridad, actividades inclusivas y memorables para todas las edades.
Motivación: compartir tiempo de calidad, experiencias educativas y recreativas.
Rango etario predominante: 30 a 50 años (padres) + niños/adolescentes.
El mix explorador – aventurero – curioso
Características: un segmento híbrido, que combina el deseo de descubrir con la pasión por la aventura y la necesidad de comprender culturas locales.
Motivación: aprendizaje, contacto con la naturaleza, adrenalina y experiencias transformadoras.
Rango etario predominante: 20 a 45 años, viajeros jóvenes, activos y con alto interés por experiencias auténticas.
Conclusión
El turismo es movimiento, y con él se transforman los viajeros y sus expectativas. Conocer a los distintos perfiles turísticos no es un ejercicio teórico, sino una necesidad vital para cualquier destino o prestador que quiera permanecer competitivo.
Cada visitante llega con motivaciones diferentes, con formas particulares de relacionarse con lo nuevo y con lo familiar, y con demandas que evolucionan rápidamente. Por eso, estudiar la demanda de manera constante, identificar sus características y evaluar si nuestro destino o servicio está realmente respondiendo a esas expectativas es la única forma de acercarnos a los objetivos planteados.
En un mercado en permanente transformación, quienes se limitan a repetir fórmulas corren el riesgo de quedar atrás. En cambio, quienes investigan, se adaptan y diseñan experiencias auténticas y memorables, serán los que logren conquistar y fidelizar a sus mercados meta
Hoy más que nunca, el éxito de un destino o de un servicio turístico depende de su capacidad de conocer y comprender a los viajeros. Ya no alcanza con ofrecer atractivos naturales, infraestructura o paquetes armados: vivimos en un mundo donde los hábitos cambian a gran velocidad, donde las motivaciones del turista se transforman casi en tiempo real, y donde la oferta debe adaptarse con precisión quirúrgica a la demanda.
En este contexto, los destinos y prestadores que no logren identificar a qué mercado apuntan y cuáles son las experiencias que buscan sus clientes corren el riesgo de perder relevancia. El turismo dejó de ser estático: se mueve al ritmo de la tecnología, de los cambios culturales y de nuevas generaciones de viajeros que priorizan la autenticidad, la sostenibilidad y el valor de las emociones vividas.
Entender a los diferentes perfiles turísticos no es una tarea académica, es una estrategia competitiva. Reconocer quién es el viajero, cuáles son sus motivaciones, qué lo inspira y cómo se relaciona con el entorno es la base para diseñar productos innovadores, mensajes efectivos y experiencias que conquisten mercados. Si no comprendemos esta dinámica de cambio constante, jamás lograremos conectar ni fidelizar a nuestros públicos meta.
Los tipos de turistas y cómo entenderlos para crear experiencias memorables
El turismo no se trata solo de moverse de un lugar a otro: es, sobre todo, una experiencia humana. Cada viajero carga con motivaciones, expectativas y un estilo particular de relacionarse con los destinos. Comprender estos perfiles es clave para diseñar propuestas turísticas relevantes, auténticas y memorables.
Uno de los aportes más influyentes en esta línea lo hizo el sociólogo Erik Cohen, ganador del Premio Ulises de la OMT, quien propuso una tipología que clasifica a los turistas según el equilibrio que buscan entre familiaridad y novedad. Esta mirada, a diferencia de la de la OMT, pone el foco en la naturaleza de la experiencia turística y el grado de involucramiento del viajero con el entorno.
Los cuatro tipos de turistas según Erik Cohen
Turista organizado de masa
Características: prefiere seguridad, comodidad y la mínima improvisación. Se mueve dentro de la “burbuja turística”.
Motivación: descanso, entretenimiento sin riesgos, todo resuelto.
Rango etario predominante: 45 años en adelante, parejas, jubilados, familias que priorizan tranquilidad.
Turista individual de masa
Características: busca cierta independencia, pero dentro de lo ya estandarizado. Se anima a moverse por su cuenta, aunque en circuitos conocidos.
Motivación: combinar comodidad con pequeñas dosis de exploración.
Rango etario predominante: 30 a 55 años, viajeros en pareja, grupos de amigos.
Explorador
Características: le atrae lo auténtico, pero aún necesita una base de seguridad. Suele elegir destinos emergentes ya “descubiertos” por otros viajeros.
Motivación: experimentar lo distinto, descubrir más allá del circuito turístico, aunque sin perder referencias conocidas.
Rango etario predominante: 25 a 45 años, profesionales jóvenes, viajeros con inquietudes culturales y de naturaleza.
Vagabundo
Características: busca la novedad absoluta, se integra genuinamente en la cultura local, evita las rutas masivas.
Motivación: autenticidad, transformación personal, inmersión total.
Rango etario predominante: 20 a 40 años, mochileros, viajeros alternativos, perfiles creativos.
Los nuevos segmentos de turistas
En un contexto de cambios sociales, tecnológicos y culturales, el mapa turístico se amplió con perfiles que responden a nuevas necesidades y estilos de vida:
Nómada digital
Características: combina trabajo remoto con viajes prolongados. Necesita conectividad, espacios flexibles y destinos con calidad de vida.
Motivación: libertad, movilidad, experiencias locales mientras mantiene su actividad profesional.
Rango etario predominante: 25 a 40 años.
Turista de lujo consciente (con propósito)
Características: valora el confort y la exclusividad, pero con impacto positivo. Prefiere alojamientos sustentables, experiencias regenerativas y consumo responsable.
Motivación: disfrutar con propósito, combinar placer con valores éticos y sostenibilidad.
Rango etario predominante: 35 a 60 años, alto poder adquisitivo.
Turismo en familia
Características: viajan en grupo familiar, buscan seguridad, actividades inclusivas y memorables para todas las edades.
Motivación: compartir tiempo de calidad, experiencias educativas y recreativas.
Rango etario predominante: 30 a 50 años (padres) + niños/adolescentes.
El mix explorador – aventurero – curioso
Características: un segmento híbrido, que combina el deseo de descubrir con la pasión por la aventura y la necesidad de comprender culturas locales.
Motivación: aprendizaje, contacto con la naturaleza, adrenalina y experiencias transformadoras.
Rango etario predominante: 20 a 45 años, viajeros jóvenes, activos y con alto interés por experiencias auténticas.
Conclusión
El turismo es movimiento, y con él se transforman los viajeros y sus expectativas. Conocer a los distintos perfiles turísticos no es un ejercicio teórico, sino una necesidad vital para cualquier destino o prestador que quiera permanecer competitivo.
Cada visitante llega con motivaciones diferentes, con formas particulares de relacionarse con lo nuevo y con lo familiar, y con demandas que evolucionan rápidamente. Por eso, estudiar la demanda de manera constante, identificar sus características y evaluar si nuestro destino o servicio está realmente respondiendo a esas expectativas es la única forma de acercarnos a los objetivos planteados.
En un mercado en permanente transformación, quienes se limitan a repetir fórmulas corren el riesgo de quedar atrás. En cambio, quienes investigan, se adaptan y diseñan experiencias auténticas y memorables, serán los que logren conquistar y fidelizar a sus mercados meta
Magister Jorge Posdeley licjorgeturismo@gmail.com Foto: pareja-haciendo-autostop-coche Nueva Gobernanza