Storytelling, Storydoing y Storyliving: la evolución que distingue a los que generan experiencias turísticas de los que ofrecen únicamente servicios.

Por Jorge Posdeley. En el nuevo turismo ya no alcanza con contar historias: hay que hacerlas concretarlas y vivirlas. Pasar del storytelling al storydoing y al storyliving no es una teoría, es la diferencia entre pertenecer al mercado de las experiencias turísticas auténticas o quedar fuera del juego. Quienes adoptan este enfoque encontraran un motor real de innovación, posicionamiento y fidelización. Porque las historias que importan en el turismo y en la vida son las que se cuentan, se hacen y se viven.

Del Storytelling al Storyliving: la narrativa como condición estratégica en el turismo contemporáneo

En un sector turístico hipercompetitivo, globalizado y atravesado por la digitalización, la narrativa ya no es un accesorio: es una condición de supervivencia. Los destinos, servicios y emprendimientos turísticos que no trabajan profesionalmente la construcción de relatos desde el storytelling, pasando por el storydoing, hasta llegar al storyliving corren serios riesgos de volverse irrelevantes ante un mercado que demanda sentido, emocionalidad y experiencias auténticas.

Hoy, más que nunca, los viajeros buscan algo más que un producto o un servicio: buscan una historia en la cual puedan reconocerse, participar y recordar. Por eso, comprender y aplicar esta evolución conceptual se vuelve una herramienta estratégica para quienes desean posicionarse en el mercado turístico actual.

1. Por qué el turismo necesita esta transición narrativa

La actividad turística está basada en emociones, percepciones y expectativas. No se venden camas: se venden sueños, lugares, identidades, sensaciones. En este contexto:

 El storytelling permite construir un relato que atrae.

 El storydoing garantiza que ese relato se viva.

 El storyliving transforma la experiencia en recuerdo y vínculo emocional.

Los que no trabajan esta secuencia se quedaran en la vieja lógica del “producto” y lógicamente quedaran fuera de los mercados que hoy premian la experiencia, la autenticidad y la coherencia entre lo que se promete y lo que se vive.

2. Cómo funciona este proceso: un ejemplo aplicado a un bar turístico

Imaginemos un bar tradicional de un pueblo turístico, con una muy buena ubicación, pero con ventas en caída, afectado por la competencia moderna y por la falta de innovación. Como muchos emprendimientos históricos, posee una identidad rica… pero dormida. Nunca nadie había trabajado una narrativa profesional.

A. Etapa 1 – Storytelling: cuando el bar redescubre su historia

El equipo de trabajo comienza preguntándose: ¿Qué historia tiene este lugar que vale la pena contar?

Descubren que el bar fue fundado por inmigrantes alemanes, que fue un punto de encuentro de visitantes y vecinos, y que conserva objetos, canciones y recetas ancestrales.

Con esta información se construye un relato base: origen, identidad, anécdotas y espíritu del lugar.

Se crea así una narrativa emocional que conecta con turistas en redes, en la web y en la cartelería del establecimiento.

Resultado:

El bar no solo “vende cerveza”. Vende una historia con alma.

B. Etapa 2 – Storydoing: cuando el relato se vuelve acción real

El segundo paso es garantizar que aquello que se cuenta se experimente. El bar comienza a:

 Ofrecer una carta basada en recetas tradicionales alemanas;

 Colocar objetos restaurados con códigos QR que cuentan su historia;

 Incluir música en vivo con repertorio alemán;

 Servir una cerveza especial inspirada en la historia del fundador;

 Capacitar al personal para narrar la identidad del bar de manera sencilla y cálida.

Ahora, lo que antes era solo un mensaje en redes se convierte en vivencia.

El visitante no solo oye la historia: la vive.

 C. Etapa 3 – Storyliving: el visitante se vuelve protagonista

En la etapa final, la experiencia ya no se limita a lo que el bar hace por el turista, sino a lo que el turista hace dentro de la historia.

La experiencia evoluciona hacia:

Noches temáticas donde los viajeros comparten cuentos, recuerdos o brindis colectivos;

Talleres breves para aprender a tirar cerveza artesanal;

Un libro de historias del bar donde cada visitante deja su testimonio;

Actividades con la comunidad local que permiten comprender la vida del pueblo.

En este nivel, la historia ya no se cuenta ni se recrea: se habita.

El cliente se transforma en actor y coautor de la narrativa.

Resultado final:

El bar se convierte en una experiencia memorable, participativa y emocional, diferenciándose radicalmente de su competencia.

3. Conclusión: en el turismo moderno, quien no cuenta, no existe; quien no hace, no trasciende; quien no hace vivir, no permanece

El tránsito del storytelling al storydoing y finalmente al storyliving no es un capricho académico, sino un camino necesario para competir en un escenario donde los viajeros buscan vivencias significativas, no productos aislados.

Los emprendimientos que no trabajan con estos enfoques quedan por fuera del mercado emergente: el mercado de las experiencias auténticas, coherentes y emocionalmente potentes.

Por el contrario, quienes adoptan esta metodología encuentran en ella un motor de innovación, posicionamiento y fidelización. Porque en el turismo y en la vida las historias que verdaderamente importan son aquellas que se cuentan, se hacen y se viven.

Por Magister Jorge Posdeley. Arroba Consulting – Consultoría en Turismo, Marketing Digital y sostenibilidad  licjorgeturismo@gmail.com https://wa.me/543764844111

Créditos fotográficos: monton-de-amigos-celebrando-st-dia-de-patricio-con-bebidas-en-el-bar (1)

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