“No podemos conocer el turismo si no estamos en contacto directo con él”
Anónimo
Por Alfredo César Dachary*
En 1945, no solo concluyó la 2ª. Guerra Mundial, sino que se concretó la pérdida de la hegemonía del Reino Unido, abrumado por sus deudas y el proceso incontenible de rebelión de sus colonias y, como contraparte, la asunción a la hegemonía de Estados Unidos.
En esos primeros años, Estados Unidos ordenó el mundo como consideró que podría ejercer su hegemonía para consolidarlo, en medio de la gran rebelión colonial en todos los continentes, por ello organizó al mundo con vistas a una futura globalización y ordenó la base económica, social y política en agrupaciones mundiales por temas, desde las Naciones Unidas (ONU) a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), desde el Banco Mundial (BM) al Fondo Monetario Internacional (FMI).
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) para regular una de las bases de la producción, el mundo del trabajo; la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para regular y apoyar una mejor distribución donde las carencias requieren del apoyo mundial alimentario, como hoy con los granos básicos a raíz de la guerra ruso – ucraniana.
Así se llega al turismo que también se integró a la ONU, aunque mantiene autonomía, con sede central en Madrid desde 1970 a la actualidad y una sede más en ejercicio de su función de representar a la Organización en el Sistema de las Naciones Unidas y las misiones diplomáticas de Ginebra y de forjar alianzas estratégicas, con sede en Ginebra, Suiza.
En el fin de la guerra se da una profunda transformación en la sociedad especialmente de Estados Unidos, al iniciarse un período de consumo, ante la emergencia de muchas industrias que se transforman en productoras de armas o demás atributos bélicos a productos para el hogar, la nueva sociedad del consumo o la American Way of Life.
Así emerge el turismo de masas como otra opción de consumo que, junto al automóvil, la casa, el refrigerador, la televisión y los viajes son los nuevos elementos de medición del estándar de vida de las familias, y aún se seguía con la obsoleta idea que el ocio definía al turismo y no lo que ya había sido dos décadas atrás una de las principales políticas sociales, al extremo que transformó en ley y las vacaciones en un derecho, exigido por una nueva sociedad en transformación.
En los ´50 se cruzan situaciones y coyunturas que transforman a la sociedad y polarizarán a la política, al extremo de que fue un largo período de cuatro décadas de la mal llamada guerra fría entre el bloque occidental liderado por Estados Unidos y la reemergente Europa frente a la URSS.
Pero la lucha fue más amplia, la guerra había puesto en evidencia la fragilidad de los antiguos imperios coloniales como el Reino Unido, Francia, Alemania derrotada, Portugal, España, Países Bajos e Italia, entre otros, y habían comprendido que la desigualdad racial sobre la que se montó el colonialismo no era verdad, comenzando por el país más blanco y puro, Alemania, que demostrará otra cara en el exterminio masivo de personas por ese racismo obsoleto y deshumanizado; había comenzado el largo proceso de descolonización, y aquí el turismo jugará un papel fundamental.
El turismo de masas es un elemento fundamental en validar la sociedad de consumo, un modelo que se va adecuado hasta donde viajar es publicitarse en redes sociales, sino no existió el viaje, porque pierde la función de posicionamiento social, que anteriormente lo daban los títulos, las grandes casas, los puestos de dirección, o el propio ejercicio del poder.
El turismo internacional y su crecimiento constante en las últimas siete décadas, salvo el período de pandemia, nos ha generado dos visiones que invisibilizan a la realidad y, por consiguiente, distorsionan en gran medida la función del turismo.
Primero, nos han hecho creer que el mayor número de turistas es el generado por el turismo internacional, lo cual no es verdad y por oposición es lo inverso, el mayor número de viajeros son los del turismo interior y menos los de turismo internacional.
Segundo, el turismo interior no existe en la OMT y así se oculta el crecimiento espectacular de los países líderes de turismo, cuya mayor fortaleza es el turismo interior especialmente Estados Unidos, China e India. China con 5.5 mil millones, Estados Unidos con 2.3 mil millones y por ello el mercado doméstico es responsable del 86.3 % del gasto del turismo.
Esta cortina genera la visión que el desarrollo del turismo solo es posible a través del turismo internacional, lo cual tampoco es una verdad absoluta, tiene su importante crecimiento, pero no es el único modelo. El turismo internacional tiene una función que normalmente no se le reconoce, es la vanguardia de los últimos procesos de colonización y el modelo más avanzado de recolonización.
Las funciones como modelo son dos desde esta perspectiva:
Primero, los países que se descolonizan entran a un nuevo modelo de colonización más ajustado a la realidad, se recolonizan ya que el turismo entra y genera un profundo cambio en estas sociedades comunales y solidarias imponiendo un modelo individualista y competitivo, esto es mucho más fuerte con los pueblos originarios.
La sociedad se transforma y en los estratos superiores están los antiguos colonizadores o descendientes, o sea, la estructura de poder se moderniza a la vez que se refuerza porque la población de estas comunidades cree que es la única opción. Esto lo pudimos comprobar en Belice, donde los descendientes de ingleses son reemplazados por los norteamericanos; en Costa Rica en Puerto Limón y en las zonas turísticas; en México en Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo y Yucatán, los mayas son el nuevo proletariado de la industria de la construcción.
Segundo, el nuevo colonialismo es cuando una corporación de nivel mundial compra tierras, genera un proyecto y lo aplica utilizando el capital humano como trabajadores, que a su vez compiten con otros similares de otros Estados que también emigran por pobreza.
El turismo internacional trae su modelo y la narrativa propia que generalmente no coincide con la que tiene el lugar y la gente no lo entiende o no le interesa entenderlo, el caso más extremo en Nuevo Vallarta, el complejo de Pueblito Paraíso, hoteles, campos de golf, marina y edificios de departamentos. El modelo planteado por la empresa Disney hace más de dos décadas, el mundo maya en el otro extremo del país, nadie lo cuestiona, es más lo festeja.
Como este caso todos los destinos tienen narrativas diferentes a su realidad e historia, pero el turismo en la construcción de lo “exótico”, lo asume como una realidad manejable y operable para el prófugo de su cotidianidad que es el turista.
El turismo internacional asume narrativas que muchas veces son creadas por los operadores y más en los países que se descolonizan en el siglo XX, como es el caso de la India, ex colonia inglesa. India quiere cambiar el relato para borrar el pasado colonial e insertarse en su mundo que es Oriente, en oposición al colonizador que era occidente, y para ello recupera el patrimonio histórico y lo asocia con el nacionalismo indio, lo cual le permite la reconstrucción del relato nacional a través del turismo.
La India ha experimentado el crecimiento más rápido entre los países del G20, con una tasa del 8.5% en 2016, coincidiendo con la conquista turística del planeta se completa progresivamente y contribuyendo a hacer coincidir en el mundo del turismo cada año nuevos sectores de población de los llamados países «emergentes» que acceden al ocio y al turismo, mayoritariamente como servidores, ya que esa es la posición que dejan las empresas internacionales a los locales.
Esto es especialmente significativo en India, donde el turismo interior es el motor principal del crecimiento del sector: las divisas gastadas por los viajeros extranjeros solo representaban, en 2016, el 12% de los ingresos turísticos, y según la OMT ponen de relieve que el país solo recibió 9 millones de llegadas internacionales en 2016 y 10.2 millones en 2017, lo que lo sitúa en el 40º puesto de los destinos turísticos en el mundo.
Pero la India registró 1,600 millones de desplazamientos concernientes a turistas domésticos, apareciendo el Estado de Tamil Nadu a la cabeza de la clasificación. El precio y la multiplicación de los circuitos turísticos dirigidos a esta clientela india, facilitan hoy el flujo de los turistas indios provenientes de las clases medias, con esto el turismo ya no puede considerarse como una práctica exclusivamente occidental ni reservada a los más adinerados.
Cada vez son más los indios que se convierten en individuos más móviles, y esta movilidad geográfica permite lo que se denomina el «recreational turn», una generalización y una diversificación de las prácticas, los lugares y los tiempos de ocio en las sociedades contemporáneas.
Así se extiende la proposición de Marie Dit Chirot de «re materializar los estudios turísticos» tomando a India como caso de estudio, para pensar los efectos de las recomposiciones del capitalismo en los que la puesta en turismo del mundo representa un elemento principal, preocupado por poner en cuestión las categorías «países del tercer mundo», «tropicales», «en vías de desarrollo», pero también «del/de los Sur/es» y «emergentes», que ponen de manifiesto para muchos el ensimismamiento en un paradigma colonial.
La diferencia entre turismo internacional que controla el mundo global del turismo y el interior que es fruto del modelo colonial, donde lo internacional se originaba en Europa y lo local en cada país.
En el caso de la India, el turismo internacional viaja para comprobar lo que leyó en Internet, religiones, pobreza, historia, grandes regiones y mucho más. Pero el turista hindú que reside fuera de la India es el gran objetivo, mostrarle la nueva India modernizada como en los países donde vive y un lugar para volver a recuperar.
En México tenemos algo similar, esos más de 30 millones de mexicanos nacidos en Estados Unidos, de padres mexicanos, que mantienen su identidad y regresan sistemáticamente al país, además de aportar por medio de las remesas un importante capital para México, más de 45 mil millones de dólares de Estados Unidos, ¿son ellos turismo interior como se consideran a los indios fuera de su país o no?
Estos son dos modelos de países colonizados, México doblemente, ya que fue saqueado a mitad del siglo XIX.
(*) Nació en Argentina en 1946. Es doctor en Ciencias Sociales, autor de una docena de libros y centenares de artículos científicos y de divulgación. Investigador y profesor universitario, director de proyectos y asesor de gobiernos, en los últimos años se ha dedicado a sistematizar conocimiento académico en torno al emergente tema del turismo.
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