
Magister Ingrid Pedersen. Enseñar turismo en las escuelas secundarias no es solo transmitir conocimientos técnicos: es sembrar un cambio cultural a largo plazo, donde los estudiantes se convierten en multiplicadores de una nueva forma de relacionarse con el entorno.
En un mundo donde los destinos turísticos se enfrentan al desafío de equilibrar desarrollo económico, preservación ambiental y respeto por las culturas locales, la educación aparece como el puente más sólido hacia un futuro sostenible y regenerativo. La Lic. Íngrid Pedersen propone una mirada estratégica: fortalecer e incorporar nuevos contenidos turísticos en la educación secundaria con orientación turística como una herramienta clave para formar una generación de nuevos ciudadanos conscientes y comprometidos con su territorio.
Turismo como horizonte vocacional y social
Enseñar turismo en las escuelas no se limita a abrir posibilidades profesionales. Va mucho más allá: permite que los jóvenes reconozcan en su entorno inmediato un valor cultural, social y económico. Al comprender la riqueza de su patrimonio natural y cultural, los estudiantes desarrollan un sentido de pertenencia que se traduce en orgullo comunitario y en una visión de futuro ligada al cuidado de su lugar de origen.
De esta forma, el aula se convierte en un espacio donde lo local adquiere una dimensión global, y donde los chicos aprenden y comprenden por sobre todas las cosas, que su territorio no solo es un sitio geográfico donde viven, sino también un bien común que puede proyectarse hacia el mundo mas globalizado.
La conciencia juvenil como semilla regenerativa
Uno de los argumentos más poderosos que plantea la profesora Pedersen, es que la conciencia debe nacer en los jóvenes, porque ellos son quienes, con sus prácticas y valores, contagiarán a los adultos. Enseñar turismo en la escuela secundaria no es solo transmitir conocimientos técnicos: es sembrar un cambio cultural a largo plazo, donde los estudiantes se convierten en multiplicadores de una nueva forma de relacionarse con el entorno.
El turismo visto desde esta perspectiva deja de ser un simple sector económico y pasa a ser un motor de transformación comunitaria, capaz de generar resiliencia y cohesión social.
La conciencia juvenil como semilla regenerativa
Uno de los argumentos más poderosos que plantea la profesora Pedersen, es que la conciencia debe nacer en los jóvenes, porque ellos son quienes, con sus prácticas y valores, contagiarán a los adultos. Enseñar turismo en la escuela secundaria no es solo transmitir conocimientos técnicos: es sembrar un cambio cultural a largo plazo, donde los estudiantes se convierten en multiplicadores de una nueva forma de relacionarse con el entorno.
El turismo visto desde esta perspectiva deja de ser un simple sector económico y pasa a ser un motor de transformación comunitaria, capaz de generar resiliencia y cohesión social.
Educación que se construye en territorio
La Magíster Íngrid Pedersen no pregona la educación turística desde un escritorio, sino que la impulsa en territorio, acompañando a docentes y estudiantes de diferentes localidades. Hace apenas unos días estuvo en la localidad de Ruiz de Montoya, en el Instituto Línea Cuchilla, compartiendo una presentación sobre turismo regenerativo con alumnos de 2°, 3° y 4° año del Bachiller en Turismo, invitada por la colega Cyntia Friederich. Su presencia en las aulas, el intercambio con los jóvenes y el diálogo con los educadores refuerzan su convicción de que la verdadera transformación turística comienza en las escuelas, donde se gestan los futuros protagonistas del turismo responsable y regenerativo.
De la sostenibilidad a la regeneración
Hablar de turismo en las aulas implica también diferenciar entre turismo sostenible y regenerativo. Mientras el primero busca mitigar impactos, el segundo propone mejorar el entorno: dejar cada lugar en mejores condiciones de las que estaba antes.
Esta visión, trabajada desde la adolescencia, ayuda a los jóvenes a entender que el turismo puede ser una herramienta para restaurar ecosistemas, revitalizar culturas y fortalecer la economía local, evitando repetir los errores de modelos extractivos y depredadores del pasado.
La escuela como espacio de innovación
Las instituciones educativas tienen la capacidad de convertirse en laboratorios de innovación turística. A través de talleres, proyectos comunitarios y prácticas de campo, los estudiantes pueden diseñar propuestas que integren saberes locales, creatividad y compromiso ambiental.
Estas experiencias no solo fortalecen la vocación, sino que también construyen un sentido colectivo de responsabilidad, preparando a las futuras generaciones para liderar procesos de cambio en sus comunidades.
Conclusión
Enseñar turismo en las escuelas secundarias no es un contenido más en la currícula: es una estrategia de desarrollo social y cultural a largo plazo. Al formar jóvenes conscientes de su entorno, se forman también embajadores de un nuevo modelo turístico, capaces de transmitir valores a los adultos, transformar hábitos y proyectar un futuro más justo y regenerativo.
Como sostiene Íngrid Pedersen, “el turismo en la educación es sembrar en presente para cosechar en comunidad”. Y es en ese sembrar donde comienza la verdadera transformación.
Magister Íngrid Pedersen. Docente, Consultora, investigadora iadripedersen@gmial.com https://wa.me/5493764397133 Pss 22/10/2025.-
