por Hugo Lopez. Miguel, fue quien guio a Alvar Núñez desde las costas de Brasil hasta Asunción, pasando por las Cataratas. Era bilingüe y fue elegido entre muchos otros para llevar a todo el contingente hasta su destino, porque conocía el mejor camino.
Era poco común que en los escritos de la época de la “conquista” dejaran registros de nombres de los naturales, como los europeos llamaban a los nativos con quienes se encontraron aquí en nuestro continente. Sin embargo, en la bitácora Naufragios y Comentarios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca de 1541 se menciona claramente por su nombre “cristiano” a un indígena, quien por sus conocimientos fue elegido para guiar a todo el contingente desde las costas del Brasil hasta Asunción, Paraguay.
Este guía aparece en el relato de la travesía que realizó el adelantado Alvar Núñez desde la isla de Santa Catalina (Brasil) hasta Asunción (Paraguay), entre los meses de noviembre de 1541 hasta marzo de 1542, que da cuenta sobre detalles de la gran caminata de mil kilómetros hecha por el contingente de más de 200 personas que acompañó al adelantado español.
Según el Capítulo VI de la bitácora sobre la travesía, después de haber organizado y enviado una expedición por mar a cargo de su primo Pedro de Estopiñán Cabeza de Vaca, para socorrer a los españoles que quedaron varados en la recientemente fundada Buenos Aires, el nuevo gobernador, Alvar Núñez, comienza a caminar hacia Asunción el 2 de noviembre de 1541. Lo acompañaban “…250 hombres arcabuceros, y ballesteros, muy diestros en las armas, y 26 de a caballo y dos frailes franciscos, y algunos indios de la isla…”.
Junto a todo el contingente, el gobernador camina 19 días sin encontrar “poblado” y justo cuando quedándose casi sin “bastimento” para alimentar y sostener a todo el grupo que lo acompañaba, se topa con los primeros pueblos “de la generación de los Guaraníes”, entre ellos uno de los más grandes a cargo de un cacique llamado Tocanguazú. Aquí, según detalla el relato, lo reciben muy alegremente, proveyéndole todo tipo de alimentos, salvándolos justo a tiempo.
A dos días de haber partido del poblado de Tocanguazú, más precisamente el 1 de diciembre de 1541 llegan “a un río que los indios llaman Iguazú”, término del cual, interesantemente a diferencia de todas las otras palabras en Guaraní que aparecen en el libro de Alvar Núñez, el escribano deja registrado su traducción al español, dice: “…que quiere decir agua grande…”.
Cuenca Tieté Paraná. Imagen: Wikipedia. En rojo, recorrido más probable de Alvar Núñez, guiado por Miguel
Desde aquí, llamativamente, en lugar de continuar por el río Iguazú, el relato indica que el grupo camina tres días y llega al río Tibagi que se encuentra al norte del Iguazú. Detalla que es un río “…enladrillado, de losas grandes…” por donde tuvieron que pasar con mucho trabajo, “…porque la gente y los caballos resbalaban por las piedras y no se podían tener sobre los pies…”. Una vez cruzado este río, a dos leguas de allí (10 kilómetros aprox.) se encuentran con otro poblado a cargo de un cacique llamado Tapapirazu, precisamente donde conocen al que será su guía.
Cuenta el relato que allí “…llega un indio natural de las costas del Brasil, que se llamaba Miguel… el cual venía de la ciudad de la Ascención…” donde había vivido mucho tiempo y conocía muy bien la situación en la que se encontraban los españoles que allí estaban. Miguel, que se infiere era también de la “generación de los Guaraníes”, toma especial relevancia a partir de este encuentro, pues según narra la bitácora “…con él se holgó (entretuvo) mucho el gobernador, porque de él fue informado el estado en que estaba la provincia y los españoles y naturales de ella…”.
Miguel informó al nuevo gobernador sobre el peligro que representaba la desaparición de Juan de Ayolas, capitán que estaba a cargo de la ciudad, al cual se lo consideraba muerto porque no había vuelto de su expedición para descubrir un nuevo camino hacia las minas de oro y plata, y de la misma manera “otros capitanes y gente de los indios”. Después de reportar lo sabido, Miguel se ofrece voluntariamente a volver con el grupo a Asunción, “…para guiar a la gente y avisar del camino por donde habían de ir…”, según expresa el diario del gobernador. Así fue que Alvar Núñez decide enviar de vuelta a los nativos de la isla de Santa Catalina que los habían acompañado hasta allí, y elige a Miguel como único guía del grupo.
De todo este relato, podemos inferir que Miguel, además de sus conocimientos sobre el terreno y sus características, era bilingüe pues actuó de mediador entre europeos e indígenas en cuanto fue necesario, y de hecho fue quien los llevó hasta los ríos Tacuari y Piquirí, para luego bajar hacia el sur, pasar por varias tribus guaraníes, incluyendo aquella que registran como matriarcal, pasar por las Cataratas, bajar hasta la confluencia de los ríos Iguazú y Paraná (conocido hoy como Hito Tres Fronteras) y pasando el Paraná, seguir camino hasta Asunción, muy probablemente a lo largo del río Monday.
No podemos asegurar si Miguel eligió el mejor camino ni el más ventajoso, pero por los detalles brindados en la bitácora sobre la llegada del grupo a Asunción, podemos asegurar que llegaron justo a tiempo: “…a 11 días del mes de marzo, sábado, a las nueve de la mañana, del año 1542, llegaron a la ciudad de Ascensión… y salieron a recebirlos los capitanes y gentes que en la ciudad estaban con tanto placer y alegría, que era cosa increíble, diciendo que jamás creyeron ni pensaron que pudieran ser socorridos..”.
Fuente: NÚÑEZ CABEZA DE VACA (Alvaro), Naufragios y comentarios. — Un tomo, con dos cartas. Capítulos VI y VII (págs. 165 a 170) y Capítulo XIII (pág. 188). Propiedad y Copyright by Calpe, MADRID, 1922.
Hugo Lopez. Licenciado en Lengua Inglesa, Profesor, de Expresión Oral y Corporal, Periodista, Escritor. Director de Oremba´e Lo Nuestro. Email: hugo.lopez@orembae.com hblopez@gmail.com
Creditos fotograficos, Internet PSS 02/06/2024