Las divisas: el poder artificial pero efectivo

Por Alfredo César Dachary. México “El dinero no es nada, pero mucho dinero, eso ya es otra cosa” George Bernard Shaw.

Hoy las nuevas alianzas emergentes tienen nuevas metas, no solo se limitan a la cooperación, sino que buscan que las nuevas relaciones se expresen en un proceso de reducción de la pobreza que es dominante a nivel mundial, más de 40 millones en Estados Unidos es una muestra que ésta se empieza a hacer cotidianidad, o sea, triste realidad.

Hay países que reciben grandes cantidades de divisas, generalmente fruto de las exportaciones, en la mayoría de los casos de las riquezas naturales, que salen del país sin procesos industriales de transformación y generan más riqueza en los países poderosos que tienen estas nuevas tecnologías, como podría ser el caso del litio.

Otros exportan su fuerza laboral que va en los productos industriales de las grandes maquiladoras que se desterritorializan para pagar menos a la fuerza laboral y mucho menos en impuestos del país donde están asentadas.

Hay otro modelo que es dominante en gran parte de América Latina y es exportar fuerza de trabajo ilegal sin ningún tipo de protección, ni servicios elementales y luego reexportar parte de esos pobres beneficios que sumados generan la principal riqueza exterior que arriba a estos países, donde destaca México; son generadores de las remesas, que en los últimos años han pasado de 50 mil millones a 60 mil millones de dólares.

La gente ingresa al país ilegalmente, mayoritariamente llevados por los tristemente populares “polleros”, pero mandan sus remeses de manera legal, o sea, que generan un beneficio al país donde la crean y mucho más al receptor, ya que va directamente a las manos de sus familiares, que la reciben en grandes tiendas donde el consumo se hace poder de parte de éstas.

Hay casos que hay que reconocer, como son los que genera la inmigración temporal o de temporada en Canadá, donde previa invitación u otro acuerdo vía diplomática, se recibe una visa de estancia temporal y estos trabajadores ingresan al país de forma legal y, como tal, regresan al de origen y sus beneficios se llevan de mano, en tarjetas, en regalos y mucho más, es un modelo “civilizado” de inmigración por necesidades laborales o simplemente supervivencia.

Hay otra forma muy disimulada de inmigración “legal”, que denominaremos una esclavitud moderna, y la practican los nuevos países ricos a partir de su petróleo, gas u otros productos, siendo los más destacados, los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Qatar, Bairen y otros.

En estos países, los inmigrantes llegan en avión y su estadía máxima permitida es de 11 meses, deben viajar solos no con familia y la mayor parte del dinero es cobrado por sus familiares en los países de origen, generalmente en India, Pakistán, Bangladés y otros países de bajo desarrollo.

Los inmigrantes son alojados en departamento de hasta cuatro por pieza, al no tener dinero para entretenimiento, quedan en esos guetos, donde no se puede tomar alcohol, solo fumar, y así ven la otra realidad del país desde una reja, ya que no podrían consumir de ese lado. Trabajan al estilo clásico de sol a sol y en el verano con más de 50°, trabajan desde el anochecer al amanecer, para evitar las consecuencias de una sobre exposición al sol.

Este modelo, no se explica a quienes viajan o están en el país de vacaciones, ya que sería hablar mal de quien gobierna el país en algo que ni por casualidad se denomina democracia, sino una férrea dictadura, pero con el visto bueno de Occidente, que gana mucho con las grandes inversiones además de las vacaciones seguras en un país sin violencia, más que la vida misma de los miles de inmigrantes que sufren diariamente en su calidad de ciudadanos de tercera.

Hoy se cuentan en los EAU más de ocho millones de trabajadores migrantes, los cuales constituyen el 95% de la fuerza de trabajo privada del país, la cual proviene de países como Bangladesh, Pakistán, India y Filipinas.

Los candidatos a “esclavos legales” son gente agobiada por condiciones de pobreza extrema que caen en la trampa de creer en ofertas de salarios extraordinarios al irse a trabajar a EAU, ya sea en la construcción, manufactura o servicios varios, siempre bajo el control del Estado y de una empresa que hace responsable de traerlo y devolverlo a los once meses.

La realidad es que quiénes sucumben a esos ofrecimientos comprueban, al llegar a Dubái, que se les confiscan sus pasaportes y sus salarios resultan ser tan sólo una parte ínfima de lo prometido, por ello es que no pueden volver a sus países de origen ni vivir en condiciones mínimamente dignas, esos los que tienen suerte, cuando los denuncian son expulsados o presos por tiempo largo sin que exista allí una defensa del que no puede pagarla.

De hecho, quedan secuestrados y en condiciones de esclavitud, ya que a menudo reciben castigos físicos, son víctimas de abusos sexuales y de tráfico humano para efectos de prostitución y pornografía al servicio del turismo, hay que recordar que el comienzo del gran negocio de esclavitud de humanos lo comenzaron los árabes antes que Europa, con mas saña y sin regreso.

Un estudio realizado el 2022 fue presentado el año pasado en la televisión griega y expuso la complicidad de las autoridades estatales emiratíes en el tráfico humano ahí desarrollado, y se calculaba que tan sólo en Dubái había cerca de 45 mil mujeres atrapadas en una red de prostitución, la cual abarcaba también a muchachos adolescentes que “proveían de servicios” a los visitantes del exterior.

Quienes han logrado dar testimonio del horror al que quedan sometidos hablan de jornadas de trabajo de 12 a 14 horas diarias bajo el sol del desierto y temperaturas de hasta 50 grados. Todo eso en medio de condiciones de vida muy precarias, con hacinamiento, falta de servicios elementales y alimentación adecuada. Las protestas que llegan a presentarse contra esta situación son reprimidas con violencia por los empleadores y la policía y, por supuesto, no existe tal cosa como huelgas, sindicatos o derechos laborales reconocidos por alguna autoridad estatal.

También se tiene información de suicidios frecuentes derivados del extremo sufrimiento físico y moral de quienes dejan de creer que algún día podrán regresar a su terruño y al seno de sus familias, con un dinero para mejorar su vida, pero fueron sueños.

Como es costumbre en la actualidad la hipocresía del poder de las grandes potencias es una máscara ya conocida internacionalmente. Pese a que ha habido condenas a todas estas prácticas por parte del Parlamento Europeo y el Departamento de Estado de Estados Unidos, y largos reportajes periodísticos que han difundido y denunciado esos horrores, nada se ha podido hacer ya que el petróleo o el gas redundan mejor en estas sociedades que los ya gastados derechos humanos.

Además no podemos dejar de lado que el Oriente Medio y la gran zona petrolera sede de dos flotas de Estados Unidos y posiblemente otros países poderosos, son tratados de manera “diferencial”,  éstas son prácticas comunes en los vecinos de EAU, como Baréin y Arabia Saudita, es un hecho que la impresión que prevalece en el mundo sobre estas naciones de la Península Arábiga es que han superado su condición de exportadores de petróleo y gas y han pasado a ser definidos como los “nuevos países desarrollados” que con un sistema policial eficiente, atento y controlado anulan cualquier intento de rebelión por mínimo que sea; los griegos modernos, los nuevos desarrollados sobre la base de la más profunda desigualdad.

La inauguración en octubre de 2021 de la Feria Expo celebrada en Dubái, en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), atrajo a decenas de millones de visitantes hasta marzo de 2022, y que éstos pueden no saber que detrás del entretenimiento, los trabajadores migrantes alegan haber sido sometidos a condiciones equivalentes a trabajo forzoso.

Personas influyentes en las redes sociales y patrocinadores corporativos han respaldado el espectáculo Expo, parte festival parte experiencia, presentando las últimas innovaciones en tecnología y la «próxima ola de brillantez humana», sin prestar atención a los miles de trabajadores migrantes que trabajan entre bastidores y están muy lejos de las innovaciones con visión de futuro propugnadas por el evento.

Los trabajadores migrantes alegan tener que pagar tarifas de contratación ilegales para sus trabajos, confiscar sus pasaportes y retener los salarios por parte de los empleadores. Un trabajador dijo: “…me prometieron un aumento de salario después de la libertad condicional, algo que no he visto hasta la fecha… Nunca he recibido el pago de horas extras de mi empleador… La forma en que tratan al personal es como esclavos”.

En un nuevo informe de la Organización benéfica internacional de derechos humanos y trabajo, Equidem, los trabajadores migrantes compartieron sus experiencias de obtener trabajo en los Emiratos Árabes Unidos y más de la mitad de los entrevistados informaron que tuvieron que pagar tarifas de contratación en su país de origen.

Otros dos tercios dijeron que sus salarios no fueron pagados a tiempo. Debido a la retención de salarios, los trabajadores también describen que no pueden enviar dinero a sus familias o comprar alimentos. El director de Equidem, Mustafá Qadri, dijo: “…Toda la comunidad internacional es cómplice de la explotación en la Expo. Es un escándalo”.

Doctor Alfredo César Dachary. México cesaralfredo552@gmail.com Pss 09/12/2024

Créditos fotográficos pexels-smepictures-12004745 – pexels-saqlain-ashraf-clicks-2425782-29645008

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