“El fútbol y el negocio del entretenimiento global. Los clubes como multinacionales del ocio”
XG Portet 2021.
Dr. Alfredo César Dachary. Mexico
La historia de los clubes de fútbol, inicialmente en Europa occidental y luego en el resto del mundo, comienzan con una agrupación social para practicarlo y terminan siendo una gran multinacional en la mayoría de los casos. ¿Por qué?
Los equipos siguen formando parte del patrimonio cultural y sentimental de las ciudades y las selecciones, que siguen despertando pasiones, se pueden considerar un símbolo nacional y más allá de esta dimensión cultural, en las últimas décadas han estado dominadas por la relevancia de la dimensión económica y mediática de este deporte mundial.
Como negocio financiero, la economía del fútbol no ha sido ajena a las condiciones económicas mundiales, sobre todo su clase media, los clubes medios, y hay casos en que se ven obligados a vender activos, realizar una devaluación interna y apoyarse en las exportaciones de jugadores estrellas, su principal capital.
Los ingresos del fútbol provienen de la recaudación en los estadios, de los patrocinadores, de los derechos de televisión y de otras fuentes no legales, como las bandas conocidas como las barras bravas, que manejan el mundo de la droga y los alcoholes, por esto y mucho más no siempre es fácil descifrar las lógicas e intereses que se esconden detrás de ellos, y el hacerlo se transforma en una aventura muy peligrosa.
Las apuestas, el papel del dinero negro fruto de la economía criminal y sus asociados que han terminado controlando varios clubes en el mundo, son un ejemplo de que ocurre cuando el deporte deja de ser lo que es y se transforma en una mercancía manipulable y negociable más allá de los éxitos o fracasos.
Corre el verano de 1984 y pocos momentos después de su llegada a la ciudad, Maradona entra al entonces Estadio San Paolo, rebautizado en 2020 con el nombre del famoso jugador, donde más de 75,000 napolitanos lo saludaron con calidez abrumadora.
Así es como la ciudad de Nápoles, que se sentía como si fuera la hija indeseada de Italia y obligada a aceptar su rol como la eterna campesina que soportaba las burlas del Norte, pero la presentación de Maradona representaba el comienzo de un nuevo capítulo para él y el Napoli, ya que llegaba una revolución para un equipo del Sur continental y su gente estaba lista para hacer historia.
El 2 de diciembre de 1971 surge una de las últimas colonias petroleras árabes del Reino Unido, ya en clara decadencia, un país con menos de medio siglo de vida, de los modernos del mundo post colonial, y que de golpe “por arte de la magia del dinero” logra ser la sede del último Mundial de Fútbol, un país sin historia “real” de fútbol, compra el mundial como otro capricho de los emires del poderoso Qatar, hoy estrella resplandeciente en el mundo del gas, un país islámico y de los más ricos del mundo que ha logrado el milagro de cambiar derechos por dinero con sus ciudadanos y así dejar la política como entretenimiento de los descendientes de los sultanes.
Hay una historia, pero que pasa por las grandes bolsas del poder económico cuando el Paris Saint-Germain Football Club (PSG) fundado el 12 de agosto de 1970 tras la fusión del Paris Football Club y el Stade Saint-Germain y al poco tiempo es adquirido Oryx Qatar Sports Investments, que designa como presidente del mismo a Nasser Al-Khelaifi.
Así la colección de inversiones pasa a los deportes negocio que dejan grandes beneficios y generan un prestigio necesario para un país en violación permanente de los derechos humanos. El fútbol mundial no tiene límites, porque en estos negocios esta limitación no existe, pero es fácil de disfrazar, al integrar a la fila del equipo del club a grandes figuras futbolísticas, mayoritariamente africanas o del subdesarrollado sur global.
Para Deloitte, la empresa de servicios más grande del mundo, este deporte mueve actualmente alrededor de 500,000 millones de dólaresanuales, lo que demuestra que los equipos han logrado ser capaces de encontrar nuevas formas de éxito y de ingresos, generado también por los esfuerzos sostenidos de la UEFApor aumentar que sean rentables y sostenibles.
Pero este negocio ha superado las barreras de Europa y América del Sur para extenderse, aparte de África, Asia y el resto del continente americano, a Estados Unidos, China, Japón, Corea del Sur y Australia, cinco potencias emergentes en este deporte, mientras China compra jugadores a precios desorbitados y apuesta por una política de Estado, organizar un próximo mundial de futbol.
Fútbol: deporte popular y lucha social
En la segunda mitad del siglo XIX se consolida la 1ª. Revolución Industrial en Inglaterra, y además de trasladar sus productos en el mundo, también exportó un gran negocio del futuro que era el deporte, una manera de controlar barrios o zonas industriales, alrededor de un club y una bandera. Reino Unido no solo colonizaba, sino que expandía sus ideas, sus formas de ocupar el poco tiempo libre y demás “detalles”, desde el té, que no se cultiva en las islas británicas al fútbol, desde el polo que se creó en Pakistán, luego colonia inglesa, al golf escocés, el remo, la vela, las carreras de caballo y muchos otros, que en un tiempo fue de ocio y hoy es fuente de una gran riqueza, la industria del deporte.
Así se consolidan los clubes de fútbol en Argentina, la colonia inglesa no asumida, los clubes eran: Newell’s Old Boys, Banfield, River Plate, Lanús, Boca Juniors, como algo más que el deporte que representaban, asumiendo por encima de éste la representación de la comunidad, barrio, ciudad o parroquia y hasta ideologías políticas.
En España hay varios casos, pero el más emblemático es el del “Barza” en Barcelona, que es mucho más que un club de fútbol, para ser un actor político de primer orden en la lucha autonomista, principalmente durante la dictadura franquista.
El 17 de febrero 1974, mientras Franco agonizaba, la hinchada del Barza asaltó al Santiago Bernabéu y le ganó 5-0 al Real Madrid, cambiando las reglas del juego, ya que en el otro extremo estaba el Real de Madrid símbolo de la dictadura.
Prácticamente en todas las regiones donde hay un conflicto de autonomía hay dos equipos enfrentados como la sociedad: el Athletic Club de Bilbao en el país vasco, que defiende la identidad vasca y los expresa en sus equipos, al Sporting Club de Bastida en Córcega, que coincide con el auge del nacionalismo de Córcega, y fue además permeado por la violencia de la resistencia a la dominación francesa, tradicionalmente sin límites, como fue el caso de Argel que cobró más de un millón de muertos.
Los dos Celtic, el de Glasgow y el de Belfast representan a la comunidad republicana irlandesa, otro de los países sojuzgados por el Reino Unido hasta el día de hoy junto a Escocia y Gales.
El Al-Wehdat, nacido en los campos de refugiados de Jordania, se convirtió en la voz futbolística de los palestinos, uno de los últimos espacios que le quedaban a este país reducido a la mendicidad por designio inglés en la segunda postguerra mundial, una forma de borrar la verdadera imagen del post – nazismo que dominó y transformó el poder militar y la lucha espacial de Estados Unidos y la URSS.
Antes del desmantelamiento de Yugoslavia, un rebote directo de la caída del muro, está otro club con historia: El Dinamo de Zagreb o el Hajduk Split en la Croacia integrada a Yugoslavia.
Estos clubes más allá de los colores propios del club defienden el nacionalismo de cada región en un país y hay casos extremos como es el del F.C. Sochaux, primer club profesional que nació bajo los auspicios de la fábrica Peugeot y pretendía identificar la identidad de los obreros con la de la fábrica. Otros más se han unido o representan a la clase obrera, como el Racing Club de Lens en el norte minero de Francia.
El Torino del norte de Italia tenía una hinchada de obreros de la FIAT frente al Juventus propiedad de los dueños de FIAT, y uno de los grupos más poderos de ese país.
En España hay otro caso particular, el del Atlético de Baleares, que nacido en Mallorca fue el que seguían los trabajadores de la isla, inicialmente aislada, hoy muy integrada por el turismo exitoso en la misma.
La norma no escrita pero más respetada es que no hay dictador que no haya usado el fútbol como instrumento de promoción, desde Franco con el Real Madrid obtuvo el campeonato de Europa y le permitió romper el aislamiento internacional, al caso de Portugal cuando el dictador Salazar con el Benfica Lisboeta, que con el gran jugador Eusebio fue la mejor representación de un Portugal aislado, al igual que el ejemplo español.
El futbol ha sido causal indirecta o tomada como justificación en varios casos, como fue el que derivó en el enfrentamiento croata – serbio, el 13 de mayo 1990 en el encuentro entre el Dinamo de Zagreb y la Estrella Roja de Belgrano, que derivó en un gran incidente, que para muchos aceleró la detonación de la guerra civil en Yugoslavia.
En Centroamérica, el enfrentamiento entre las selecciones de Honduras y El Salvador, en el verano de 1969 detonó una guerra corta, y la disputa que se acentuó con la eliminación, de Honduras.
Otro ejemplo es el club Boca Juniors de Argentina que fue presidido por el ex presidente Macri dos veces, representativo de un sector popular de Buenos Aires mayoría descendiente de italianos, fue la plataforma popular de la nueva derecha.
Este último es el nuevo futbol, el líder de un nuevo paradigma “El futbol negocio”, caracterizado por la pérdida de la identidad comunitaria y además gozan de una liquidez sin límites. Así, los dos espacios que quedaban entre el trabajo y la sociedad los llena un ocio mercantilizado, fanatizado y alienante, el turismo y el deporte profesional, que lleva a que la gente siga los partidos de tenis como si estuviera en Londres y con la misma vibración, al igual que otros como el rugby y el polo, introducidos desde fuera por los medios que no dejan espacio libre sin mercantilizar.
Dr, Alfrdo Cesar Dachary Mexico 12/02/2024
cesaralfredo552@gmail.com