Movimiento Turístico. Feriado del 12 de octubre 2025

por jorge posdeley. El turismo argentino mantiene su resiliencia social y emocional, pero enfrenta una vulnerabilidad económica estructural. El hecho de que, aun en un escenario recesivo, millones de argentinos sigan eligiendo viajar dentro del país es un dato positivo. Sin embargo, la caída del gasto medio, la reducción de noches y la competencia del turismo internacional plantean un desafío serio para el sector. Para el entramado turístico nacional público y privado, el reto no será solo atraer visitantes, sino lograr que gasten, permanezcan y valoren la experiencia

El último fin de semana largo del 12 de octubre volvió a confirmar una tendencia que se viene consolidando en el turismo argentino durante 2025: viajar sí, pero al menor costo posible, menos días y los más cerca posible.

En un contexto de recesión prolongada,  inflación, caída del consumo interno y pérdida del poder adquisitivo, el turismo doméstico se sostiene más por necesidad emocional y cultural que por capacidad económica. La “austeridad turística” se convirtió en el signo distintivo del año, con un comportamiento que privilegia viajes cortos, reservas de último momento y gasto moderado, muy moderado.

Datos generales del movimiento turístico

Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), durante el feriado del Día del Respeto a la Diversidad Cultural viajaron por el territorio nacional 1.440.000 turistas por el país, un 2,1% más que en 2024.

Sin embargo, la estadía promedio cayó a 2 noches (2,4 en 2024), lo que implica una reducción del 16,7%. El gasto promedio diario por turista fue de $91.190, con una merma real del 1,5% interanual.

El gasto total ascendió a $262.627 millones, registrando una baja real del 16,2% frente al mismo feriado del año anterior.

Estos datos reflejan un patrón cada vez más claro en el movimiento turístico domestico: mayor cantidad de turistas, menor nivel de gasto y estadías más cortas.

Análisis de tendencia: la ecuación preocupante

El turismo interno argentino mantiene sus niveles de movilidad, pero la contracción del gasto promedio y de la pernoctación impacta negativamente en toda la cadena de valor turística.

La fórmula “más turistas, menos gasto” no es una buena ecuación para la sostenibilidad del sector. Por el contrario, pone en riesgo la rentabilidad de los destinos, la calidad de los servicios y la continuidad de los puestos laborales en las economías regionales.

Los prestadores reportan una demanda que buscan precios bajos, optan por alojamientos más económicos y priorizan actividades gratuitas o de bajo costo. Esta lógica de consumo tensiona al sistema turístico nacional, que ya enfrenta incrementos en sus costos operativos, caída de tarifas reales y pérdida de competitividad frente al exterior.

Distribución territorial y perfil del viaje

El movimiento turístico mostró una amplia dispersión territorial, con buen nivel de ocupación en destinos naturales, termales y culturales: Puerto Iguazú, Córdoba, Termas de Río Hondo, Villa Elisa, Tandil, El Chaltén, Mar del Plata, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Mendoza, entre los más destacados.

El perfil del viajero fue doméstico, familiar y de corta distancia, caracterizado por escapadas planificadas a último momento, con búsqueda de precios promocionales y uso intensivo de plataformas online. La conectividad digital y las reservas móviles continúan siendo determinantes para la decisión de compra, confirmando la consolidación del turismo de proximidad y de oportunidad.

Contexto ampliado y balance anual

Entre enero y octubre de 2025, los seis fines de semana largos celebrados movilizaron más de 10,2 millones de turistas, generando un movimiento económico estimado en $2,36 billones (US$ 1.670 millones).

A pesar del volumen, la rentabilidad del sector se deteriora, principalmente por la baja del gasto promedio y el aumento de los costos logísticos y energéticos.

La reciente Feria Internacional de Turismo (FIT 2025) funcionó como termómetro de expectativas. Aunque se evidenció una fuerte promoción de los destinos nacionales, el turismo emisivo comenzó a ganar terreno, impulsado por la diferencia cambiaria favorable hacia el exterior. Los pasos fronterizos hacia Chile registraron tránsito récord y largas demoras, confirmando una tendencia de viajes de compra y ocio fronterizo que erosiona la competitividad del mercado doméstico.

Octubre, mes bisagra hacia el verano

Octubre es tradicionalmente un mes clave para el inicio de la planificación estival. Este feriado actuó como un ensayo general de lo que podría esperarse para el verano 2026:

Alta intención de viajar, aunque con presupuesto restringido.

Reservas tempranas en destinos de cercanía.

Fuerte presión competitiva del turismo internacional, especialmente Brasil y Chile.

La proyección de Arroba Consulting indica que, de no mediar un cambio macroeconómico, la temporada estival podría sostener los niveles de ocupación de 2024, pero con menor gasto por turista y estadías aún más cortas.

 Conclusiones y perspectiva

El turismo argentino mantiene su resiliencia social y emocional, pero enfrenta una vulnerabilidad económica estructural.

El hecho de que, aun en un escenario recesivo, millones de argentinos sigan eligiendo viajar dentro del país es un dato positivo. Sin embargo, la caída del gasto medio, la reducción de noches y la competencia del turismo internacional plantean un desafío serio para el sector.

Para el entramado turístico nacional público y privado, el reto no será solo atraer visitantes, sino lograr que gasten, permanezcan y valoren la experiencia.

La sustentabilidad económica del turismo interno dependerá de la capacidad de los destinos para ofrecer valor agregado, experiencias memorables y productos diferenciados que justifiquen la inversión del visitante.

Por Magister Jorge Posdeley. Arroba Consulting – Consultoría en Turismo, Marketing Digital y sostenibilidad licjorgeturismo@gmail.com https://wa.me/543764844111

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