La vida te pondrá obstáculos, pero los límites los pones tú.
Anónimo
Por Alfredo César Dachary *
En estos momentos de la post pandemia, en que se ha podido verificar una recuperación importante del turismo a nivel mundial, incluidas las proyecciones de los próximos años, en donde esta actividad tendrá mayor dinamismo que la economía global, queda por ver la otra cara de este fenómeno de movilidad planetaria, la migración mayoritariamente sin papeles y sin protección alguna, lo cual ha generado una amplia siembra de cuerpos inocentes en diferentes mares, especialmente en el Mediterráneo y en las selvas y caminos de América.
Éste es un tema vigente en México, que ostenta una de las mayores fronteras terrestres del mundo (más de 3,100 km) y quizás una de las complejas dada la amplitud de los países emisores y los problemas que éstos tienen y el migrante constata en el duro camino, en busca de una mejor situación, cada vez más difícil de lograr.
La coyuntura mundial es cada vez más compleja y la pérdida de empleos formales también, por lo que hoy el migrante arriesga todo ante una situación muy violenta de pobreza y carencia de derechos en sus países de origen, lo que los lleva a buscar mejorar su situación, una meta difícil que permite entender la complejidad de la pobreza en la gran periferia del capitalismo, que ya ha crecido en las capitales metropolitanas, como Estados Unidos con más de 45 millones de pobres.
La gravedad de los hechos en América ha logrado que zonas inexpugnables por falta de infraestructura, control, carencias de leyes sean abordadas con el riesgo para la vida de los mismos, como es el caso del tapón del Darién, lugar donde ni la carretera Panamericana pudo construirse y hoy es un puente negro de las migraciones en medio de una gran crisis humanitaria, con elevado costo de vidas.
A veces conscientes de la magnitud del problema de la mega frontera México-Estados Unidos, pensamos que es el único lugar donde la masividad domina frente a estos prófugos de la miseria, cuyo camino es un verdadero suplicio, pero resulta que en el mundo este fenómeno ha crecido y posiblemente cada vez más.
En América, México tiene el triste título de la frontera más grande, más compleja y con miles de ilegales, lo cual significa más muertes y mayor explotación, no solo de los custodios de la frontera sino de los grupos irregulares que controlan el tráfico de estupefacientes y, por ende, todo el territorio.
En el último estudio editado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de 2021, que forma parte del Sistema de las Naciones Unidas y es la organización intergubernamental líder, que desde 1951 promueve una migración humana y ordenada para beneficio de todos, con 175 Estados Miembros y presencia en más de 100 países, lo cual garantiza una amplia base de información que respaldan estos datos.
La pandemia de COVID-19 emerge en un tiempo de gran alteración e incertidumbre por dos situaciones fundamentales. Primero, los grandes cambios y su incidencia en la vida diaria por parte del incremento de la tecnología, que permite por primera vez vivir un cambio de era de la sociedad analógica a la digital.
Segundo, la pandemia muestra una sociedad con menos derechos sociales, desde la salud al trabajo y eso complica más los efectos de la pandemia, además que se han reducido significativamente el empleo, así como ha aumentado enormemente la complejidad y la ansiedad en un mundo ante la gran incógnita de un futuro no muy lejano.
La globalización aceleró radicalmente la movilidad en todo el mundo, y dio mayor complejidad a las cadenas de suministro, que se pararon en gran parte por la pandemia, agregando una complejidad más a la difícil situación en medio de una crisis de la hegemonía mundial de Estados Unidos cuestionada por otros centros de poder, lo que hace más peligrosa la situación mundial.
Al final de la segunda década del siglo XXI y el primer año de la pandemia ésta había afectado en el mundo a 116,2 millones de casos de COVID-19 registrados, y 2,58 millones de personas habían perdido la vida y respecto a la movilidad, se habían impuesto, a nivel mundial, 108,000 restricciones de viajes internacionales relacionadas con la COVID-19. Esto incidió en la caída del número de pasajeros de aviones, que disminuyó en un 60% en 2020 (1,800 millones) en relación con 2019 (4,500 millones), lo que muestra la magnitud del impacto de la movilidad en el mundo.
En los dos últimos años hubo también importantes movimientos migratorios y episodios de desplazamiento, que causaron grandes dificultades, traumas y pérdidas de vidas, a consecuencia de conflictos aparentemente internos pero operados desde el exterior como parte de la compleja situación mundial.
Los enfrentamientos más graves fueron los desplazamientos internos o transfronterizos de millones de personas a raíz de conflictos, como los de la República Árabe Siria, Palestina (Franja de Gaza), el Yemen, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, o de situaciones de grave inestabilidad económica y política que afectó a millones de ciudadanos en los cinco continentes, desde el Líbano a Haití.
Pero los problemas humanos no solo afectan a los pueblos en guerra, ya que hay otra profunda afectación a la tierra como un gran ecosistema que hoy está enfrentando el Cambio Climático global y sus funestas consecuencias.
En 2020 y 2021 hubo también desastres relacionados con el clima o con las condiciones meteorológicas que causaron desplazamientos a gran escala en muchas partes del mundo, en particular en China, Filipinas, Bangladesh, India, Estados Unidos de América y Haití.
Sin embargo, todas estas situaciones críticas no lograron frenar completamente los flujos migratorios, mayoritariamente ilegales ya que aumentó la escala de la migración internacional, a un ritmo reducido por la COVID-19, incluso buscando otros caminos para los destinos planteados, dado los controles que generó la pandemia en México y Estados Unidos.
Así tenemos que en 2020 había en el mundo cerca de 281 millones de migrantes, de los cuales casi dos tercios eran trabajadores migrantes. Esta cifra sigue siendo un porcentaje muy bajo de la población mundial (el 3.6%), lo que significa que la inmensa mayoría de las personas del mundo (el 96.4%) residían en su país natal. El número estimado de migrantes internacionales de 2020 fue inferior, en alrededor de 2 millones, a la cifra que se habría alcanzado antes de la COVID-19, por lo que se estima que cuanto más duren las restricciones a la movilidad internacional impuestas en muchas partes del mundo, tanto más débil será el crecimiento del número de migrantes internacionales en el futuro.
El comportamiento de la migración internacional nos ha dejado como lección que la migración no es uniforme en el mundo, sino que responde a factores económicos, geográficos, demográficos y de otra índole que producen claros patrones migratorios, como los “corredores” migratorios que se establecen con el paso de los años.
A continuación, mostramos datos generales, con la aclaración que hay márgenes de error, ya que la mayoría de los viajes son ilegales, por lo que los accidentes no se cuentan salvo cuando un barco recoge náufragos.
Estos datos generales son:
- Migrantes internacionales:
-281.000,000 en el 2022 un 3.6% de la población mundial.
-Mujeres y niñas: 135.000,000, 3.5% de la población mundial femenina.
– Varones: 146.000,000 en 2020, el 3.7% de la población masculina.
-Trabajadores inmigrantes: 169.000,000 en 2019.
-Migrantes desaparecidos: 3,900 muertos y desaparecidos en 2020.
2. Remesas internacionales: (Dólares de Estados Unidos)
– 702.000,000 en 2020, reducidas por el Covid.
– 719.000,000 en 2019, 20% más.
3. Países de ingresos bajos y medianos: (Dólares de Estados Unidos)
– 540.000,000 enviados a países de bajos ingresos.
4. Personas desplazadas:
– Refugiados: 26.400,000 en 2020.
– Solicitantes de asilo: 4.100,000 en 2020.
-Desplazados internos: 55.000,000 en 2020.
– 48.000,000 por conflictos
– 7.000,000 por desastres
5. Movilidad:
– Restricciones por COVID-19: 108.000, restricciones de viajes por Covid-19.
– Pasajeros aéreos: 1.800.000,000 en 2020.
– Desplazamientos internos (Desastres) 30.700,000 en 2020
– Desplazamientos internos (Conflictos) 9.800,000 en 2020
Hoy los analistas definen estos tiempos de incertidumbre, cambios rápidos y ajustes difíciles de lograr como la “era de las aceleraciones”, otros hablan desde la perspectiva de las transformaciones tecnológicas en la 4ª. Revolución Industrial.
En todas, el tiempo se ha acelerado hasta desaparecer haciendo todo en tiempo real, y al borrarse en tiempo también se reduce el espacio y con él, saltamos a nuevas dimensiones como las que plantea la realidad virtual y el Metaverso, siempre camino a una dominación cada vez más amplia de la tecnología, la “nueva religión del siglo XXI”. En la próxima nota pasaremos a los análisis de las migraciones por regiones, países, para concluir como se van a definir las migraciones y la movilidad en la próxima década, camino a una transformación tecnológica dominante o a un humanismo que nos permita seguir siendo el eje de la nueva era.
(*) Nació en Argentina en 1946. Es doctor en Ciencias Sociales, autor de una docena de libros y centenares de artículos científicos y de divulgación. Investigador y profesor universitario, director de proyectos y asesor de gobiernos, en los últimos años se ha dedicado a sistematizar conocimiento académico en torno al emergente tema del turismo.
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