Pandemia, crisis global y turismo

“La pandemia debería representar una toma de conciencia global, sobre la necesidad de cuidarnos como humanidad y cuidar el planeta, nuestro único espacio vital” Josep Carles Rius.

Alfredo César Dachary
cesaralfredo552@gmail.com

El cambio climático, la pandemia y la crisis global conforman lo que se denomina la “tormenta perfecta”, donde los errores de los humanos se han unido en un común denominador,una gran amenaza que reemplaza en este momento a otras que se han venido formando, desde conflictos regionales a impactos globales.

Un estudio de la Universidad de Cambridge revela un mecanismo por el que el cambio climático habría influido en el surgimiento del SARS-CoV-2 y su paso de animales a humanos. El calentamiento global y el incremento de gases de efecto invernadero han provocado durante el último siglo cambios en la vegetación de la provincia china de Yunnan Myanmar y Laos y han permitido que los murciélagos puedan extender sus hábitats y vivir en nuevos territorios y su presencia está asociada a un mayor número de coronavirus. De allí que la emergencia climática y la pandemia zoonótica son consecuencia de la actividad humana que provoca degradación ambiental.

¿Coincidencias trágicas?

A comienzos del siglo XX, en 1914, estalla la Primera Guerra Mundial, ante el ocaso del imperio británico y la emergencia de nuevas potencias imperiales en competencia. Antes de finalizar la guerra emerge la influenza española que mata a más de 50 millones de personas en el mundo.

En el siglo XXI, en sus primeras dos décadas varias pandemias se dan sin generar una alta letalidad, pero al terminar la segunda década aparece la pandemia del Covid-19 y su crisis profunda.

La mal llamada influenza española se inició en un fuerte militar de Estados Unidos y fue llevada a Europa por los soldados que iban a la Primera Guerra Mundial y de regreso a sus países generaron más contagios, pasando de Europa a América.

El Covid-19 emergió en China y de allí pasó a Europa y de ésta al resto del mundo; fue una pandemia que viajó como turista en la red aérea mundial y de allí su rápida expansión.

Al final de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos tuvo su mayor crisis económica y social, la de 1929, y luego de ésta emerge un fuerte adversario al capitalismo: la URSS. Hoy el escenario se repite, la crisis de la post-pandemia y la aceleración de la polarización China – Estados Unidos, aunque la situación es diferente.

En la segunda mitad del siglo XX emerge el gran problema ambiental y con ello se inicia la era ecológica, que le antecede la atómica y la revolución femenina, que toma fuerza durante la Segunda Guerra Mundial al reemplazar éstas a la fuerza laboral masculina en Estados Unidos y Europa.

En el siglo XXI, el problema se profundiza y ahora la amenaza es global: el cambio climático, ante el fracaso de la lucha ecológica y las grandes transformaciones tecnológicas aplicadas a la vida de diferentes especies y luego del hombre.

La vacuna de la influenza española demoró dos décadas en aparecer, la del Covid -19, de 1 año en adelante.

La influenza mató a millones de jóvenes, mientras que el Covid-19 a gran número de población de la tercera edad, puede ser coincidencia o conveniencia ante un futuro de deshumanización del trabajo.

Pandemia, conocimiento, reconocimiento e inacción

El Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) sabían ya en septiembre de 2019 que una pandemia era posible, ya que en el Informe “Un mundo en riesgo”, plantean que el mundo corre grave peligro de padecer epidemias o pandemias de alcance regional o mundial y de consecuencias devastadoras.

Entre 2011 y 2018, la OMS realizó un seguimiento de 1,483 brotes epidémicos en 172 países, en enfermedades potencialmente epidémicas como la gripe, el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), el síndrome respiratorio de oriente medio (MERS), el ébola y el zika.

Si a ello le sumamos la extendida pobreza, la mala gobernanza, los sistemas de salud deficientes, la falta de confianza en los servicios de salud, determinados aspectos culturales y religiosos, en ocasiones, complican enormemente la preparación y la respuesta ante los brotes epidémicos, la situación se enmaraña.

En un mundo altamente conectado, las pandemias son un trastorno para el comercio y el turismo, dos de los principales motores de la economía mundial, ya que el comercio mundial de mercancías movilizó US$ 17,43 billones y los servicios comerciales del turismo, movilizaron US$ 5,19 billones.

Costes económicos elevados

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) indicaba en 2019 que el 80% de la población mundial, unos 6,500 millones de personas, sólo contaba con el 4.5% de la riqueza; y de ellos 4,500 millones se encontraba bajo condiciones de pobreza o indigencia, algo que fue ratificado en los últimos estudios anuales de OXFAN.

En el estudio del 2020, se ratifica que 2,153 milmillonarios que hay en el mundo poseen más riqueza que 4,600 millones de personas (un 60% de la población mundial), informe presentado en Davos (OXFAM, 2020).

Esta grave situación se refleja en la pandemia ya que, hasta abril de 2020, el 81% de los empleadores y el 66% de los trabajadores por cuenta propia viven y trabajan en países afectados por el cierre ordenado o recomendado de los lugares de trabajo, con graves repercusiones sobre los ingresos y los empleos.

El mundo paralelo de las Fundaciones

En el año 2010, la Fundación Rockefeller en su estudio “Escenarios para el futuro de la tecnología y el desarrollo internacional” desarrollado en colaboración con la Global Business Network, presenta un estudio prospectivo para el período 2010 – 2030.

El simulacro se basaba en el desencadenamiento en el año 2012 de una pandemia provocada por una cepa de influenza «extremadamente virulenta y mortal», del tipo H1N1, que se origina mediante unos gansos salvajes. Esta pandemia infecta al 20% de la población mundial y mata a 8 millones de personas en solo siete meses, devastando la economía mundial.

La propagación rápida y la mortalidad de esta pandemia, causada por un coronavirus, provoca que los derechos individuales sean eliminados, por ser un obstáculo para la supervivencia y los gobiernos imponen medidas autoritarias para responder a la crisis.

El documento de la Fundación Rockefeller resume algunos de los daños: la pandemia tuvo un efecto mortal en las economías, donde la movilidad internacional tanto de personas como de bienes se detuvo bruscamente, debilitando el turismo, aviación y rompiendo las cadenas de suministro mundiales; a nivel local, las tiendas y edificios de oficinas se quedaron vacíos durante meses, sin empleados ni clientes.

El 18 de octubre de 2019, la Universidad John Hopkins, el Centro para la Seguridad de la Salud, el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates llevaron a cabo un ejercicio de prospectiva en caso de una pandemia. El principal objetivo era identificar las áreas en las que fueran necesarias las alianzas del sector público y privado para lograr una respuesta eficiente y reducir las consecuencias económicas y globales.

En este escenario, la enfermedad comenzaba a propagarse rápidamente de persona a persona y no había posibilidad de encontrar una vacuna durante el primer año para evitar la propagación de esta supuesta enfermedad. En esta simulación, todo termina a los 18 meses con 65 millones de muertes totales.

Economía mundial y pandemia

La única economía que creció en 2020 fue China con el 2.3% y para el 2021: India y China, que podrían crecer un 8.8% y un 8.2%, frente a un grave retroceso de la mayoría de los países.

El portal de reservas Amadeus informó que después del brote de Covid-19, la pérdida es casi del 60%, ya que el transporte aéreo internacional de pasajeros llegó a detenerse casi completamente. Una reciente encuesta de Amadeus reveló (diciembre 2020) que el 55% de los turistas viajarían durante 14 días o más, y el 60% esperan ahora hacer solo unos pocos viajes al año.

El 40% de los turistas prefieren las aerolíneas, aeropuertos y hoteles con mayores estándares de salud y seguridad, un mejor servicio para todos no es negociable.

En la edición de junio de 2020 del informe Perspectivas Económicas Mundiales del Banco Mundial, planteaba que la crisis sería la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y la primera vez desde 1870 en que tantas economías experimentarían juntas una disminución.

Se espera que los mercados emergentes y las economías desarrolladas se contraigan un 2.5 % este año, su primera contracción como grupo en al menos 60 años, y la disminución prevista en los ingresos per cápita, de un 3.6 %, empujará a millones de personas a la pobreza extrema.

La Organización Internacional del Trabajo pronostica que en 2021 el desempleo podría subir a 11.2%.El aumento del desempleo, la pobreza y la desigualdad podrían intensificar las tensiones sociales latentes en los países latinoamericanos y afectar su actividad económica.

Según la CEPAL, la pandemia provoca una reducción en la ocupación de las mujeres, que representa un retroceso de 10 años.La desocupación de mujeres alcanzó en el 2020 un 22.2% menos que el 2019, la mayor caída fue en el segundo semestre de 2020.

La caída del PIB en AméricaLatina fue del 7.7% y el aumento del desempleo 10.4%, en comparación con 2019, y esto afecta a hogares pobres, donde hay 118 millones de mujeres pobres.Las mujeres están en la primera línea de lucha contra el Covid-19, sin embargo, son fuertemente afectadas por el desempleo mayoritario en el sector servicios, un tema que acentúa la gran pobreza planetaria, que ha sido determinante en la expansión de la pandemia y, en algunos países, del alto nivel de letalidad. 

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