Neoliberalismo y educación

por Dr. Alfredo César Dachary Mexico. “El neoliberalismo es un régimen que determina las distintas dimensiones de la existencia humana” Byung – Chul Han.

                                   

Hoy vivimos en una compleja transformación de la sociedad y el planeta que habitamos, ya que hemos pasado en el nuevo siglo de la tercera a la cuarta revolución industrial y casi a la par ya se plantea la quinta; y el nivel de era del Holoceno al Antropoceno, una nueva etapa donde la humanidad tiene el papel central en las grandes transformaciones que hoy debemos asumir en los hechos y la responsabilidad, al extremo de ser una amenaza real a la humanidad y al planeta.

Para entender la nueva sociedad emergente y el modelo productivo, partimos de la perspectiva del filósofo coreano, radicado en Alemania, que afirma que hay que entender el neoliberalismo no como un simple modelo económico, sino como una visión del mundo, lo que explica en su libro “Psicopolítica” (2014).

Esta transformación genera un cambio en la forma de producción y consumo que implica una transformación de la sociedad disciplinaria por una sociedad del rendimiento, que se da en paralelo a una reconfiguración de la comprensión del ser humano, que antes lo consideraba como sujeto y hoy como proyecto.

Así las mujeres y los hombres se interpretan como proyecto en sí mismos, al entender que son empresarios de sí mismos, ya que al desaparecer lo que fue un eje del capitalismo: la autoridad externa, asumida en las figuras de jefes, dueños y capataces, emerge lo opuesto a la actual sociedad donde el sujeto es su propio jefe y al mismo tiempo su propio empleado.

Al lograr concretarse este modelo, se consolida como parte del poder real la dominación y esto está vinculado a que ninguno es trabajador en dependencia y de explotación frente a otro, sino que cada uno es empresario de sí mismo, la libertad una vez más como motivo, aunque su papel sea inverso al significado.

En esta nueva sociedad digital consolidada a nivel planetario en la última pandemia, el neoliberalismo se fortalece y amplía su presencia en todos niveles de la sociedad, que en este caso lo planteamos para el tema central de las nuevas generaciones: la educación.

Las ideas que vamos a esbozar son el fruto de un evento que se llevó a cabo en Panamá y se denominó Segundo Congreso Mundial contra el Neoliberalismo Educativo realizado en junio del 2023 y que tiene como antecedente el Primer Congreso Mundial en defensa de la Educación Pública y en contra del neoliberalismo, en plena pandemia.

Allí se planteó que la educación ha dejado de ser un derecho, convirtiéndose cada vez más en un artículo dentro del sistema mercantilista, donde se ha desvalorizado el papel del docente y que el deterioro del sistema educativo, los recortes presupuestarios y la disminución de los derechos del profesorado y del alumnado son un patrón que se repite en los distintos países del mundo.

Se denunció que las prácticas pedagógicas se centran cada vez más en cuestiones tecnológicas y de competencias al servicio de las necesidades laborales de las empresas, dejando de lado los contenidos culturales y humanísticos, necesarios para la emancipación individual y colectiva, y olvidando los conceptos de libertad y solidaridad, necesarios para una sociedad justa y democrática.

Este modelo económico se ha impuesto también en la educación, ha degradado las prácticas pedagógicas y reducido el papel trascendente de los maestros a meros técnicos del conocimiento, en medio de un sistema económico que no fomenta la igualdad, la justicia social, el respeto al planeta, ni la riqueza cultural de los pueblos.

Por ello, en este modelo económico, la educación se vuelve un campo de disputa, donde maestros y gobiernos nacionales deben plantearse qué clase de enseñanza se desea. Hasta ahora, el neoliberalismo, con manuales estandarizados, ha impulsado una escuela que ha fracasado desde el punto de vista humano, pero eficiente para reproducir al sistema.

Se rechazó el nuevo modelo de privatización educativa que se intenta imponer en el marco de la pandemia del COVID-19, y ésta ha generado una situación inédita de parálisis global programada, que desnudó las profundas desigualdades del sistema, pero que también se convirtió en una oportunidad para el gran capital en su propósito de avanzar en una redefinición de sus procesos y dinámicas, con elementos de mayor exclusión y dominación. La ola de privatizaciones de los servicios básicos y de interés social ocurridas en las últimas décadas han hecho que los sectores sociales más empobrecidos y la clase trabajadora fueran los más afectados por la crisis de la pandemia.

El experimento de la virtualidad en casa se usa para colocar una disputa que no existía en febrero de 2020, entre educación presencial en la escuela versus educación virtual en casa. El capitalismo sabe que no puede suprimir de manera impune y rápida las escuelas, pero está creando el imaginario social sobre la obsolescencia de lo escolar.

Así se procura dar entrada a las corporaciones tecnológicas y de contenidos educativos digitales al “mercado educativo”, lo cual va acompañado de una desinversión sostenida en la actualización y formación docente para contextos digitales como el actual. La propuesta de educación virtual, híbrida y multimodal ha encontrado a millones de niños, niñas y jóvenes sin posibilidades reales de continuar sus estudios.

Es por ello que se planteó exigir, lo cual se ha dado ya, volver a las clases presenciales, pues las virtuales han vulnerado los derechos de los estudiantes y los docentes y han significado una baja calidad académica, entre las primeras consecuencias que se evaluaron, ya que hay muchas más.

En Panamá, el Congreso mundial fue presencial y con alto número de participantes de Latinoamérica y el Caribe, así como los países más desarrollados de occidente y sus principales conclusiones fueron:

  • La desterritorialización escolar y matriculación digital en plataformas privadas, que es una de las más recientes formas de privatización que trascendió al tiempo del confinamiento, donde se factura el uso de la red de Internet y de portales virtuales de comunicación, a cargo de una sociedad que ya había logrado establecer en el seno de las instituciones nacionales.
  • La educación remota impuesta en la pandemia nos sometió a un mundo de relaciones de enseñanza unidireccionales, en condiciones de desigualdad social y tecnológica; reprodujo lo peor de la educación bancaria a través de canales digitales.
  • Los encuentros interactivos en plataformas virtuales que fueron diseñadas para la vida empresarial, pero carentes de una taxonomía de los aprendizajes, terminaron por empobrecer la educación.
  • La entrega directa de escuelas públicas a la administración de particulares es otro problema que avanza principalmente en los países más desarrollados como Estados Unidos, con el caso de las escuelas Chárter.
  • El emprendurismo, el nuevo espíritu del capitalismo, ya que cada revolución tecnológica propició su propia demanda; y cuando la cadena de montaje aparece, a su vez se gesta una escuela de organización fabril, concentración física y capacitación de mano de obra estandarizada.

En la actualidad la cuarta revolución industrial trae consigo niveles elevados de desplazamiento del empleo y desvalorización del trabajo físico; pero, a diferencia de fases anteriores del capital, no marginó a su ejército de reserva ni los desconectó de la explotación laboral, del consumo y ahora de las plataformas digitales.

Es preocupante la facilidad con que se acepta el discurso de la socio- emocionalidad, sin reparar en que se trata de la formación de un sujeto positivo, resiliente y capaz de dirimir las diferencias entre capital – trabajo en el ámbito personal, deslocalizando el conflicto de clases contra un sistema de desigualdades sociales.

Otro tema que atraviesa la sociedad es la guerra jurídica con que los grupos de la ultraderecha limitan las libertades de la docencia, respecto de programas, textos y prácticas que, a través de recursos legales, dejan sin efecto cambios curriculares. En introducir leyes restrictivas como el PIN parental, para que los contenidos de aprendizaje sean aprobados o no por las familias, según sean sus convicciones políticas y religiosas.

Estas contradicciones sociales se profundizan en la medida que la sociedad se despolitiza dando lugar a una sociedad con brechas de base más ideológica y emotiva que política y social.

Dr. Alfredo Cesar Dachary. Mexico cesaralfredo552@gmail.com Pss 05/04/24

Creditos fotograficos pexels-andrea-piacquadio-3771074 – pexels.com
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